13 de febrero de 2019

VIVIENDA EN SANTA ENGRACIA

En nuestra primera visita a la vivienda ya salimos encantadas con ella, una vivienda muy típica de Madrid con techos altos, molduras, grandes ventanales de madera y tarima de pino melis y que aún con esas características resultaba oscura y fría, excesivamente compartimentada, baños reformados en los 90 y que tanto estética como funcionalmente se alejaban del concepto de la vivienda, un salón pequeñísimo y una cocina situada al final de un largo pasillo desde la que accedíamos al último dormitorio.

Nuestra propuesta: recuperar los elementos característicos de la vivienda, acercar la cocina al salón, acortar el pasillo, abrir los espacios y dar luminosidad

Para ello recuperamos las molduras antiguas y las puertas de paso, restauramos los ventanales de madera, incluso ese color azul que es un elemento característico de uno de los patios interiores y que nosotras apostamos por que entrara en el interior de la vivienda, bien a través de alguno de los ventanales o bien en el gran armario que diseñamos para la zona de salón comedor y que hace las veces de armario de abrigos y armario de vajillas, ya que en esa zona está planteada la mesa de comedor. Potenciamos el color azul del armario mediante la colocación de un cannage o rejilla en las puertas y jugando con su geometría.
En las zonas donde nos encontramos con pino melis lo restauramos y barnizamos con un barniz al agua para potenciar su apariencia natural, recuperamos las puertas de paso originales y los radiadores y reprodujimos el diseño del rodapié antiguo.








Además desplazamos la cocina cerca del salón comedor y delimitamos este espacio abierto con una puerta en el pasillo, también recuperada y a través de la que dábamos paso a la zona de dormitorios. Al fraccionar el pasillo en dos conseguíamos perder esa sensación de tubo oscuro e interminable que tanto nos transmitía la vivienda en su estado original.

El pino melis del suelo lo mantuvimos también en la cocina, donde el contraste con el minimalismo de los muebles blancos, la encimera Charcoal de Silestone y el ventanal azul nos parecía maravilloso. La lámpara, una pieza de Liderlamp, rompía esa sensación de cocina laboratorio que a veces dan las cocinas blancas y hacía un guiño con ese toque vintage al techo alto y moldurado que mantuvimos en su configuración original.





En los dormitorios la máxima era conseguir una gran capacidad de almacenamiento y el nuevo suelo. Apostamos por armarios muy lisos de suelo a techo, con tiradores embutidos en la propia puerta y los lacamos en un color gris muy suave, el suelo finalmente fue una tarima de madera de roble teñida en blanco que ayudaba muchísimo a dar luminosidad a esta zona de la vivienda, que era la más oscura.




Para los baños el concepto general estaba claro, baños muy blancos y luminosos, para aumentar la sensación de amplitud y luminosidad. 

Para el baño principal apostamos por paredes lacadas en blanco y microcemento blanco en la pared de la bañera, una bañera blanca exenta de resina de Baños de Autor, un gran mueble lacado en blanco con encimera de corian de Barossi y grifería en blanco de Grizasa

El toque especial se lo dimos con el suelo en despiece triangular de Wow design y donde utilizamos una borada de color rosáceo para remarcar la geometría. Este color lo usamos también para la cara interior de la ventana, de forma que el baño  blanco que corría el riesgo de ser aburrido se convertía en un espacio muy especial.





Para el baño del dormitorio principal apostamos por el mismo concepto de paredes blancas y paredes de la ducha en microcemento blanco
Aquí el mueble de Codisbath lo acompañamos de un gran espejo vertical con esquinas redondeadas que potenciaba la gran altura de techo con la que contábamos y los apliques Link de Faro que nos encantan. En contraste con el blanco: la grifería en negro también de Grizasa, una mampara de Leroy Merlin y un suelo muy especial de Wow Design que nos traslada al concepto del terrazo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario